Hoy, 3 de Febrero de 2017, he decidido lanzar este blog.
Pero ¿por qué hoy?
Tal día como hoy, hace 4 años, me subí a un tren sin saber qué me esperaba. El 3 de Febrero de 2013 metí mis cosas en una maleta, emigré a Austria y mi vida cambió.
Llegué en pleno invierno y lo que más recuerdo de las primeras semanas es el frío y la oscuridad. Entraba a trabajar de noche y salía de noche. Me vestía con mil capas, pues incluso en el trabajo hacía frío (trabajaba en un laboratorio y no en una oficina).
Todo el mundo hablaba en alemán a mi alrededor y no me enteraba de nada. Sólo algunos compañeros de trabajo hablaban en inglés conmigo. Me costaba mucho entender a mi jefe, yo no entendía mis funciones en el trabajo e iba muy perdida.
Las primeras semanas viví en una habitación compartida de una residencia. No había cacharros de cocina y como cerraban muy temprano las tiendas, me tuve que alimentar de sandwiches hasta que el primer fin de semana pude comprar algunos cacharros.
Lo mismo ocurrió con internet. En la residencia sólo funcionaba con cable, pero no pude comprar el cable hasta pasada una semana. Así que sólo me pude comunicar con mi familia durante la primera semana por e-mails que mandaba desde la oficina. (No, en esa época no tenía smartphone y menos aún datos).
En el tiempo libre, siempre era de noche. Una tarde decidí salir a correr, me resbalé en el hielo y me hice una herida en la rodilla con la gravilla que en teoría echan para que no te resbales. No tenía botiquín para curarme la herida. Al día siguiente, se me pegaron los leggins que llevaba bajo el pantalón en la herida de la rodilla. Cuando me los fui a quitar, me arranqué toda la costra y seguía sin tener botiquín.
Desde luego, nada estaba siendo como me lo había imaginado, y sin embargo ¡estaba feliz! Aunque aún no fuera del todo bien, sentía que había tomado una buena decisión.
Poco a poco, el invierno llegó a su fin y los días comenzaron a ser más largos y más cálidos. Fui aprendiendo alemán, ya entendía más a mi jefe, hice amigos…
Y así pasó 1 año.
3 de Febrero, 2014
Un año más tarde, ya trabajaba en alemán (alemán-indio más bien, pero algo era algo) y estaba aprendiendo mucho sobre hormigón.
Ya me había mudado de la residencia a un piso compartido, y ahora estaba planeando mudarme una segunda vez para ir a vivir sola.
Pero sin duda, lo mejor de ese año fueron todos los viajes que hice por Austria y el sur de Alemania. Conocí ciudades, pueblecitos, paisajes naturales impresionantes, gastronomía y fiestas tradicionales. Fui conociendo más a los austríacos, que son mucho más abiertos de lo que yo me esperaba. Me invitaron a cenas casi sin conocerme, me ayudaron con la mudanza, me dieron consejos para cualquier cosa que tuviera que hacer.
Hice 200 km de una ruta en bici por la orilla del Danubio que fue preciosa. Pedalear bajo el sol austríaco, observando cómo fluye el agua a tu lado y viendo cisnes en la orilla. Atravesar pueblecitos, saborear una cerveza al terminar la ruta por la noche. Y celebrar que llegamos a Viena con un chapuzón en el Danubio y un helado.
En ese momento sí que sentía que estaba valiendo la pena. Sólo quedaba una espinita clavada: mi novio seguía viviendo en España, pues aún no había terminado la carrera.
3 de Febrero, 2015
El segundo año fuera, fue aún mejor. Hice un curso de tecnología del hormigón 100% en alemán, pudiendo aprobar todos los exámenes y sacándome el título. En el trabajo me ascendieron a jefa de laboratorio.
Mi novio hizo unas prácticas en Praga, así que pasé muchos fines de semana en esa maravillosa ciudad. También seguí viajando, aproveché para descubrir la República Checa. Visité varios castillos impresionantes, una ciudad de aguas termales, un parque natural. También visitamos Hungría, Italia y Polonia en otras ocasiones.
Tuve varias visitas de familiares y amigos, les pudimos enseñar los mejores lugares de Austria. Pasamos unos días inolvidables y muy intensos con ellos. Además, nos trajeron jamón serrano y queso manchego.
Pasé a ser yo la visita, y estuve dos semanas en Reino Unido con mi hermana, que es a la persona que más echo de menos desde que emigré.
Un nuevo compañero de trabajo me enseñó mucho sobre la cultura persa. Y me di cuenta que nada tenía que ver el modo en el que yo había emigrado con el que él lo había hecho, aunque los dos estuviésemos en Austria.
3 de Febrero, 2016
Me mudé una vez más, pero esta vez a otra ciudad austríaca. Fui a vivir con mi pareja, que tras sus prácticas en Praga y tan sólo 3 meses aprendiendo alemán, encontró trabajo en Austria. Ya en la nueva ciudad, yo también cambié de trabajo a otro mejor.
En el nuevo trabajo tenía compañeros muy cracks y proyectos muy interesantes.
Me atreví con mi primera vía ferrata y me enganchó este mundillo. Me compré todo el equipo y cada fin de semana que hacía buen tiempo, íbamos a la montaña a hacer vías ferratas y dormir en tienda de campaña.
Asistimos a ver en directo un campeonato de saltos de esquí y averiguamos, demasiado tarde, por qué los austríacos se llevaban un corcho aislante para que no se les quedaran los pies congelados de estar tanto tiempo en pie sobre la nieve.
Viajamos hacia el sur, descubriendo Croacia y Eslovenia. Visitamos cuevas, castillos y playas de aguas cristalinas, eso sí, de piedras.
Una vez más, las visitas nos hicieron pasar unos días maravillosos. Con ellos vimos el amanecer por encima de las nubes, con los rayos de sol dorados reflejándose en un glaciar. Nos bañamos en un lago espectacular, situado entre montañas. Y pasamos una noche en una cabaña de madera en la montaña, con austríacos tocando el acordeón mientras fuera nevaba. Hicimos una degustación de vinos calientes, coleccionando tazas de los mercadillos navideños.
Y además, volví unos días a la terreta para casarme (y aprovechar como siempre para disfrutar de una buena paella).
3 de Febrero de 2017
Hoy estreno el blog para que tú puedas también cumplir tus sueños.
Ahora te toca a ti: ¿qué te ha ocurrido en estos últimos 4 años? ¡Escríbe en los comentarios lo que más te haya marcado!
Hola Eva. Yo también soy ingeniera pero no trabajo como tal. Lo que más me ha marcado de lo que cuentas es «Desde luego, nada estaba siendo como me lo había imaginado, y sin embargo ¡estaba feliz! Aunque aún no fuera del todo bien, sentía que había tomado una buena decisión.» porque yo he sentido todo lo contrario con mis decisiones de los últimos años.
Muchas gracias por compartir tus ideas, he conocido tu web hace unos días y me estás inspirando mucho.
Hola Verónica, mil gracias por tu comentario tan sincero.
Me acabo de dar cuenta de que te respondí por e-mail y se me olvidó contestarte por aquí.
Como ya sabes, éste fue el artículo que surgió gracias a nuestra conversación por correo: «Quiero dejar mi trabajo pero me da miedo, ¿qué hago?«