Después de tanto insistir enviando currículums, hoy es el gran día:
¡tienes por fin una entrevista de trabajo!
Llegas a tu cita hecho un amasijo de nervios, es normal, después de tanto esfuerzo para conseguir llegar hasta ahí, no quieres cagarla ahora.
Te has preparado siguiendo todos lo consejos que has encontrado por internet: vas impolutamente vestido, has investigado la página web de la empresa y te has estudiado las preguntas de entrevistas más frecuentes. Sabes qué contestarás si te preguntan por tus puntos débiles o fuertes. Sabes lo que se espera de ti y vas a darlo todo.
Y de repente llegas y te sorprenden con una pregunta que no te habías preparado…
Te quedas en blanco. Es en realidad una pregunta muy sencilla, pero simplemente no te salen las palabras, no sabes qué decir. En las páginas web que has leído no te habían preparado para nada de eso.
No me refiero a las extrañas preguntas que utilizan los de recursos humanos para, sorprendentemente, descubrir si encajarás con la empresa según lo que respondas a “si fueras un animal, ¿cuál serías?”. Tampoco hablo de controvertidas preguntas personales como si tienes planeado tener hijos.
Me refiero a esas preguntas que tienen que ver con cuánto te conoces a ti mismo. Preguntas que implican que el trabajador tiene derechos y que la empresa busca ofrecerte algo que encaje con lo que realmente te gusta hacer. Tienen que ver con la búsqueda del trabajo de tus sueños.
Tras pasar varios meses en paro, semana tras semana buscando tu primer trabajo, sin tener experiencia alguna y pensando que no te van a llamar jamás, acabas pensando que lo único que quieres es trabajar. De lo que sea. Y te la suda si el trabajo es el de tus sueños o no. Piensas en aceptar el trabajo que sea y luego ya se verá.
Así que te plantas en la entrevista con el único objetivo de conseguir el trabajo que tengan que ofrecerte, no importa si no encaja al 100% con lo que en realidad querrías. Llegas allí pensando que te den el trabajo que sea, que lo único que quieres es trabajar. Pero en la entrevista te van a preguntar: ¿tú qué quieres?
Pregunta #1: Tenemos 2 vacantes: puesto A y puesto B. ¿Cuál te interesaría más y por qué?
Me da igual, cualquiera de los dos me vendrían bien. Yo lo que quiero es encontrar ya un trabajo para poder tener mi sueldo. En realidad, recién salido de le universidad y habiendo hecho sólo unas prácticas de becario, no tengo experiencia y me podría acoplar igualmente al puesto A o al B.
Además me da miedo decidirme por uno de esos puestos. Si elijo el que no debo, puede que haya otro candidato mejor y por culpa de elegir, me quede sin trabajo. Si descarto uno de los dos puestos, puede que esté renunciando a la oportunidad de entrar a la empresa. Por eso, prefiero no elegir. Digo que me gustan los dos y que me cojan en el que quieran ellos.
¿De verdad te da igual?
¿Realmente te daría lo mismo trabajar en un puesto u otro?
Ahora tienes la oportunidad de decir lo que te gusta, de hablar de tu pasión, de describir cómo sería tu trabajo ideal. Si no lo dices ahora, habrás conseguido un trabajo que no quieres.
Lamentablemente, en los tiempos que corren, la mayoría de empresas de ingeniería españolas no buscan contratar a alguien para mantenerlo muchos años en la empresa. Se busca al trabajador/becario más barato. Y cuando pase a ser caro, se le echa y se busca al siguiente.
Este sistema, ha hecho que nos parezca que lo más importante es aceptar el primer trabajo de nuestro campo que encontremos. Eso nos servirá para añadir una línea en el apartado de experiencia laboral de nuestro currículum. Pero no para ser felices. Y la vida es muy corta para no ser felices.
En cambio, las empresas europeas se centran mucho más en encontrar que el trabajador encaje con los compañeros y valores de la empresa. Miran más a largo plazo. Por eso es muy importante saber qué campos de tu ingeniería te gustan más y de qué te gustaría trabajar realmente.
No tengas miedo de decantarte por uno de los dos puestos. Ni de hablar de tus pasiones. En definitiva, no temas tomar decisiones. Tus decisiones.
Pregunta #2: ¿Cuándo podrías empezar?
¡Ya mismo! Lo que quiero es trabajar ya, tras tantos meses en paro estoy harta de estar en casa. Estoy 100% disponible y quiero empezar cuanto antes.
En realidad he empezado a buscar trabajo mientras terminaba mi trabajo final de master, y aún me faltan unas semanas para exponerlo. Además, luego necesitaría un tiempo para buscar piso, despedirme de la gente y hacer la mudanza. Pero me da miedo decirlo por si encuentran a alguien con más disponibilidad que yo y le cogen a él.
Una vez más, en España nos han hecho pensar que debemos estar al 100% disponibles para nuestro jefe, pero en el extranjero comprenden que la gente tenga otras prioridades en la vida privada.
En los trabajos de oficina en Austria hay gran flexibilidad de horarios. No hay una hora fija de entrada o de salida, sino que en el convenio colectivo se fijan unas Kernstunden, o núcleo de horas en las que debes estar en el trabajo.
Por ejemplo, en mi convenio pone:
- Las horas obligatorias son de 9 a 15h.
- La jornada laboral de cada día es de 8.5 horas, con media hora de descanso para comer
Así que hay compañeros que eligen trabajar de 7 a 16h; a mí me gusta más ir de 8 a 17h y otros que tienen que llevar a los hijos al colegio van de 9 a 18h.
La misma flexibilidad se da a la hora de cambiar de trabajo, porque sí, aquí cambian de trabajo porque encuentran uno mejor. La gente busca trabajo sin dejar su antiguo puesto. Y cuando lo encuentran, son ellos los que le dicen a la nueva empresa cuando pueden empezar a trabajar (porque tienen que avisar en la antigua empresa respetando ciertos plazos).
Con estos ejemplos sólo quiero decir que tus entrevistadores quieren conocer tu disponibilidad para ver cómo acoplarás con la empresa. Si están interesados en ti y piensan que vas a encajar, no supondrá ningún problema el decir que necesitas unas semanas para organizar todo antes de empezar el trabajo.
Valórate a ti mismo y sé fiel a tus prioridades.
Pregunta #3: ¿Tiene usted preguntas?
Sí, yo ya sabía que la entrevista iba a terminar así. Me había preparado las típicas preguntas que encuentras por internet. Pero a mí lo que me preocupaba eran otras cosas:
- No iba a tener coche en Austria, me preocupaba mucho saber si se podría llegar en transporte público al trabajo. Gracias a preguntarlo me enteré de que incluso podía ir en bici desde la ciudad a través de un bosque precioso.
- También me importaba alimentarme bien. Donde había trabajado antes, no había ningún lugar donde comer cerca ni tampoco microondas ni nevera en el trabajo. Así que pregunté a mis entrevistadores y averigüé que en Austria sólo hay media hora de pausa para comer. Además supe que en mi nuevo trabajo habría una cantina, ¡con un menú subvencionado de sólo 1,80€ al día!
Así que ya sabes, cuando te pregunten si tienes más preguntas, no dudes en resolver todas tus dudas!
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